martes, 15 de diciembre de 2015

Un eucalipto en la ventana


La lluvia golpeaba los cristales, mansa y rítmicamente, como los zapatos del maestro al recorrer el aula. La ventana se emborronaba, y el alumno apenas podía reconocer la figura de los eucaliptos en el campo, allí afuera. Dentro del aula, la iluminación era gris y opaca, y apenas permitía leer los manuales de historia.

De forma que Jaime el Conquistador, avanzando por la costa mediterránea, hasta llegar a Murcia, parece completar la expansión cristiana, que ya Fernando III de Castilla había extendido hasta la ciudad de Sevilla, e incluso más allá. Pero en Granada resiste el musulmán, ocupando dicha provincia, Málaga y Almería. Impedirá el Reino Nazarí la completa cristianización de la Península hasta siglos más adelante. Dejarán, eso sí, vestigios monumentales que darán cuenta de su desarrollo, así como ilustrarán la medida del valor de los conquistadores españoles, como la Alambrada...

La Alhambra, señor Gutiérrez. Parece que usted no se aplica ni en leer ni en la historia de España. Martínez, continúe. Martínez, estamos esperando. Martínez, no querrá usted que molestemos al señor director por su despiste. Continúe.

El alumno giró la cabeza y se encontró con Martínez, sonrojado, buscando con los ojos el punto de lectura. La lectura continuó. El alumno volvió a mirar a través de la ventana. Los eucaliptos estaban allí, enmascarados por la lluvia, balanceándose y ocultando el campo ancho y llano.


Abrid el libro por la página setenta y siete. Mirad la descripción de la Alhambra. Como veis, Kevin, por favor, es un complejo militar y palaciego. No, Ahmed, no eran ciegos. Tenéis que buscar en vuestros portátiles imágenes de la Alhambra. Cuando las encontréis, buscad aquellas que representen los elementos explicados en la ilustración del libro. Torre de la Vela, Kevin, por favor, murallas, zona militar, habitaciones del palacio. Kevin, no te lo repito. Luego en grupos de tres preparáis una presentación con las imágenes. Como siempre, Kevin, tu no trabajas con Jonathan, ya te lo he dicho mil veces, haz el favor.


Miró de nuevo por la ventana. La lluvia y el viento parecían ensañarse con el eucalipto. Un único solar sin construir sobrevivía entre hileras de unifamiliares y viviendas de protección oficial. Absorto durante un momento, le pareció escuchar de nuevo a Don Evelio bramando. Señor Llorente, si no atiende a la lectura, jamás entenderá el legado Nazarí. No, Alba, no. La Alhambra no tiene nada que ver con el Nazaré de la profesora de religión. Kevin, me vas a obligar a ponerte un parte, para de una vez.